Los que llevamos muchos años en la empresa no nos coge de sorpresa los miserables actos de algunas personas que tienen responsabilidad y poder de decisión en la misma.
El problema que tiene en la actualidad El Corte Inglés es que ya no le vale la presión y coacción a la que somete a los medios informativos mediante sus millonarias inversiones en publicidad. En la actualidad hay medios que no viven de ella y por tanto no están en el ámbito de presión que ejerce la dirección de la empresa, para que noticias que no les gustan no vean la luz. No digamos de la nula influencia que la empresa puede ejercer en las Redes Sociales.
Hoy nos desayunamos con una noticia que aparece en
que da detalles del trato inhumano que se está dando a un trabajador y a su familia, al que le niegan un traslado de centro de trabajo (de Marbella a Málaga) para atender en mejores condiciones a su esposa aquejada de una grave enfermedad. Los que conocemos la empresa y su organización del trabajo sabemos que si no lo hacen es porque no quieren y no porque no puedan.
Actuaciones como esta, aunque parezca poco relevante por afectar a una sola persona, marcan la diferencia entre lo que es una empresa líder y una que lo pretende, y que por estas y otras miserias no lo es.
¿Quo vadis Isidoro? ¿Hacia dónde nos llevas Dimas?
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