La sensación era la de "volver a
casa" como un sujeto político que ha madurado y que sigue sin tener
miedo. Casi un año después de las manifestaciones que prendieron la mecha
del movimiento de los indignados, las plazas de más de ochenta ciudades
españolas han vuelto a convertirse este sábado en un grito unánime contra un
sistema que, aseguran los convocados, ni les gusta, ni les representa. De forma
pacífica y reivindicativa, como acostumbra el 15-M, miles de ciudadanos han
vuelto exigir en la calle una salida alternativa a la crisis económica,
política y social, que no cargue el sacrificio sobre las espaldas "de los
de siempre", al igual que se exige una democracia real, reivindicar el estado
de bienestar y la lucha por una participación ciudadana efectiva.
En Madrid, los asistentes abarrotaron la Puerta del Sol, donde, desde un micrófono abierto,
se volvieron a escuchar las demandas tradicionales de los indignados. Uno de
los momentos más emocionantes de la tarde tuvo lugar cuando entraron en el kilómetro
cero de la capital, y a ritmo de palmas y tambores, las cuatro columnas
procedentes del norte, sur, este y oeste de la Comunidad.
Jorge Fonseca, profesor de Economía de la Universidad Complutense
y activo simpatizante del 15-M, censuraba el "brutal avance
autoritario" del Gobierno de Mariano Rajoy. "Zapatero defendió
una salida neoliberal a la crisis económica, pero los actuales mandatarios
quieren aprovecharla para volver al siglo XIX. Por eso tenemos que seguir en la
calle, dando pasos y haciéndonos más grandes cada día",
Asamblea permanente hasta el martes
Los indignados recibieron con una sonora cuenta atrás el
momento en que el reloj de la plaza ha marcado las 22.00, hora límite
fijada por la Delegación
del Gobierno para permanecer en ese emplazamiento. Con gritos de "¡Hoy
nos saltamos el toque de queda!" desafiaron, en un ambiente pacífico,
la prohibición de Cristina Cifuentes, máxima representante del Ejecutivo
central en la Comunidad.
Al cruzar la medianoche, los indignados protagonizaron un
simbólico "grito mudo". Después, con pañuelos blancos en la
mano, protestaron contra la "violencia económica y las guerras" al
grito de "¡Ningún ser humano es ilegal!".
La intención generalizada no era la de acampar en la plaza,
como ocurrió hace un año, sino pernoctar allí para "reflexionar
juntos" y llevar a cabo una "asamblea permanente".
Participantes de la coordinación de comunicación de la convocatoria señalaron,
no obstante, que lo que pueda suceder dependerá en "gran medida" de
la respuesta policial. A medianoche la situación era muy tranquila.
Fuentes del Ministerio del Interior indicaron que el Ejecutivo permitirá que
los concentrados en Sol permanezcan en la plaza si "no se
despliegan esterillas" ni materiales para acampar.
Según la página web del 15-M está
previsto que durante esta noche se lean manifiestos, se proyecten vídeos, se
conecten con las plazas de otras ciudades. Los actos para conmemorar el
primer cumpleaños del movimiento de los indignados continuarán hasta el martes
con la celebración de distintas actividades lúdicas y asambleas para debatir
sobre educación, sanidad, política, economía o derecho a la vivienda.
"El ciudadano no debería tener miedo a sus gobernantes, pero éstos si deberían tener miedo de los ciudadanos"
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